domingo, 3 de abril de 2011

LUEGO DE LOS CATACLISMOS: EL REINADO DE MARÍA (ANTES DEL FIN)

                 

LUEGO DE LOS CATACLISMOS: EL REINADO DE MARÍA (ANTES DEL FIN Y DEL ADVENIMIENTO DEL ANTICRISTO)...          



Daniel Urbina 
PADRE PALAU - ERMITÃNO N. 113
Do ano 1869 – ao final de 69

Nosotros confrontando las profecías con los acontecimientos actuales creemos seguirá la sociedad humana actual esta orden.
De un momento a otro aparecerá un Moisés, un hombre a quien obedecerá los infiernos, los cielos, los elementos, la naturaleza entera. Los prodigios, con que acreditará la divinidad de su misión serán tan estupendos, que los que opero Moisés ante el Rey de Egipto no son sino una sombra y figura. A sus órdenes los mares saldrán de madre y hundirán ciudades enteras: la tierra se cubrirá de tinieblas tan densas que ni siquiera se verán en sombra los objetos más inmediatos. À su voz bajará fuego, azufro del cielo, y abriendo-se la tierra, tragará el infierno vivos a los modernos sacrílegos Datan, Coré, Abiron, y cuantos disputen su misión. Bajo la dirección de este hombre el orbe entero batallará contra los insensatos.
Seguirán a este restaurador los elegidos, solo los elegidos, aquellos que tienen escritos sus nombres en el libro de la vida, y los demás católicos apostataran dividiéndose unos de otros. Lo que está escrito del Hijo del hombre, se cumplirá en la persona de este restaurador “ut comtemnatur et multa palcatur” será desconocido, perseguido, despreciado de los católicos cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida (...)
Satanás será encerrado al abismo por el nuevo Moisés y por sus apóstoles, y será con él sepultada al infierno la maldad de la tierra(...)
Cuando vendrá ese restaurador?
Nosotros, a dicho el Papa Pio IX, veremos con nuestros propios ojos esta restauración. No se conoce otro restaurador que Elías Tesbites. ”Elías venturus est et eum venerit, restituet omnia”, si viene la restauración verdadera que consiste en la conversión a Dios de todas las naciones y de sus reyes, el restaurador no puede ser un rey, sino un apóstol; la guerra no convierte, sino que arruina, y este apóstol será Elías, el Elías prometido, sea cual fuere el nombre que al aparecer se le dé. Llámese Juan, Moisés, Pedro, el nombre importa poco: la misión de Elías restaurará la sociedad humana, porque así Dios lo tiene en su Providencia ordenado.




Daniel Urbina                         
Sor Rosa Colomba Asdente 
(1781-1847)
"Inglaterra y Rusia volverán a entrar en la órbita de la Iglesia. Inclusive en Turquía el catolicismo reflorecerá.
"Rusia se someterá a la Iglesia después de una gran tribulación" (M. Servant, pág. 603).
"El furor popular por un tiempo parecerá triunfar; después la Iglesia purificada por la persecución brillará más bella que nunca. Los fieles, es verdad, habrán sido diezmados por los acontecimientos, mas aquellos que habrán sobrevivido, serán animados de un gran fervor" (M. Servant, págs. 633-634) 
                                             
                                                 Sor María Lataste 
(1822-1847)
"La paz volverá al mundo porque María soplará sobre las tempestades y las apaciguará; su nombre será alabado, bendecido, exaltado para siempre. Los cautivos reconocerán que le deben la libertad, los exiliados la patria, y los desgraciados la tranquilidad y la felicidad. Habrá entre ella y todos sus protegidos, un intercambio mutuo de oraciones y de gracias, de amor y de afección; y del Oriente al Mediodía, del Norte al Poniente, todo proclamará a María, María Concebida sin Pecado, María Reina de la Tierra y de los Cielos.
"Satán se levanta de debajo de los pies de la Iglesia, él arma contra ella a sus propios hijos para dilacerarle el seno, y los hijos desnaturalizados de mi Esposa escuchan la voz de Satán. Ella levanta la voz y vuelve hacia Mi sus ojos mojados en lágrimas. No, Yo no permitiré que sus enemigos triunfen. No será más que una polvareda imperceptible lanzada sobre su semblante; ella le lavará con el agua de sus lágrimas, y su belleza se tornará más brillante. Provocará admiración a sus propios enemigos.
"Yo veo días más felices levantarse para las generaciones que vendrán, yo las felicito por su felicidad, y porque la mano del Señor, tan largo tiempo pesada, se levanta poco a poco...
"El Señor ha bajado los ojos sobre la oración de las almas humildes, no ha despreciado sus pedidos. Sion será restablecida, y el restablecimiento de Sion se escribirá en los anales de la Historia, para hacer llegar el recuerdo hasta la última edad, a fin que las generaciones venideras alaben el Señor, porque Él ha mirado de lo alto de su santuario y contemplado la tierra de lo alto de los cielos para escuchar los gemidos de los cautivos y para quebrar los lazos de los hijos de aquellos que han sido muertos.
"Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo" (M. Servant, pág. 569; extraído de Curicque, Tomo II, págs. 343-357) Fray  

                                                Bernardo María Clausi
(+1849)
"...Entonces Dios intervendrá, Él mismo, y, en un instante, como quien diría de la mañana a la noche, Él recolocará todo en orden. Los impíos deberán confesar que todo lo hecho es de mano divina" (M. Servant, pág. 573).

                                                 Sor María Adalfuna 
(1814-1867)
En abril de 1849 ella anunció "el triunfo y la glorificación de María", y los socorros que Ella aportará a la Iglesia: "Dios nos asistirá cuando las cosas hayan llegado al paroxismo de la atrocidad. No temáis... nuestra sola esperanza está en la intercesión de María... el orden no podrá ser restablecido sino por la Madre de Dios y no por los hombres. Resultará en un triunfo magnífico para la Iglesia... Por la intercesión de la Santa Virgen, Dios recolocará todas las cosas en su estado normal" (M. Servant, pág. 572)

                                                 Santa Catalina Labouré 
(1806-1876)
En la tercera aparición, la santa exclama, acerca del Reino de María:
"Oh como será bello escuchar decir: María es la reina del Universo... Ese será un tiempo de paz, de alegría y de felicidad, que será largo" (A. Marty, pág. 59 )

                                                 Sor María Deluil Martiny  
(1841-1884)
Escuchó una voz saliendo del sagrario que le decía: "Yo haré una maravilla. Antes del fin de los tiempos, Yo quiero ser resarcido de todos los ultrajes que se me han hecho. Todas las gracias rechazadas, Yo las quiero conceder de nuevo. Yo soy como un río del cual las aguas suben y no hay nada que las pueda impedir de desbordar" (M. Servant, pág. 634).


                    Daniel Urbina 
                                                             San Juan Bosco  
(1815-1888)
  Sobre el triunfo de la Iglesia:
"La iniquidad está consumada, el pecado tendrá fin, y antes que transcurran dos plenilunios del mes de las flores, el iris de la paz aparecerá sobre la tierra. "El gran ministro verá a la esposa del Rey vestida de fiesta. 
"En todo el mundo aparecerá un sol tan luminoso cual nunca se ha visto desde las llamas del cenáculo hasta el día de hoy, ni se volverá a ver hasta el último día" ( Biografía y Escritos de San Juan Bosco, pág. 395) 

                                                             Berta Petit 
(1870-1943)
El 17 de Junio de 1911, Nuestra Señora le muestra "una multitud de gentes de color y de enfermos. Todos pedían, con los brazos levantados al cielo, unos se curaban, los otros convertidos repentinamente, caían de rodillas. Era como una regeneración del mundo...".
El 8 de septiembre de 1911, Nuestro Señor le dice: "El Corazón de Mi Madre tiene derecho al título de 'Doloroso' y Yo lo quiero colocado delante del de 'Inmaculado', porque Ella lo ha adquirido, la Iglesia ha reconocido en Mi Madre lo que Yo hice: su Concepción Inmaculada. Es necesario ahora, y Yo quiero, que sea comprendido y reconocido el derecho que tiene Mi Madre a un título de justicia: título que le ha valido su identificación con todos Mis dolores, sus sufrimientos, sus sacrificios, su inmolación en el Calvario, aceptados en una plena correspondencia a Mi gracia y soportados por la salvación de la humanidad.
"Es sobre todo en esta Co-redención que Mi Madre fue grande y es por esto que Yo pido que la invocación, tal que Yo la he dictado, sea aprobada y difundida en toda la Iglesia, al igual que la dirigida a Mi Corazón y que ella sea recitada por cada uno de Mis sacerdotes después del sacrificio de la Misa. Ella ya ha obtenido gracias; obtendrá más aún, esperando que por la Consagración al Corazón Doloroso e Inmaculado de Mi Madre, la Iglesia sea re-erguida y el mundo renovado".
El 25 de abril de 1942 Nuestro Señor le dice: "...La devoción a Su Corazón unido al Mío, dará la Paz, la verdadera paz. Tan pedida y tan poco merecida... Yo manifestaré Mi poder por una intervención milagrosa que se impondrá a todos" (A. Marty, págs. 117-118)...

Religiosa Trapista de Notre Dame des Gardes
(+1828)

"La religión florecerá después (del castigo) de la manera más admirable. Yo he visto cosas tan bellas a este respecto que no hay expresión para describirlas...
"Después de todo aquello, el cielo se esclareció y, después de una noche horrorosa, yo vi el más bello día que hubiese jamás visto. Una dulce primavera se hacía sentir, y todo parecía en el orden más perfecto. Ví personas de todas las categorías, que estaban en tan gran número, que era como un hormiguero; no he visto nunca figuras tan contentas; ellas tenían yo no sé que, que inspiraba alegría; ellas se mantenían en un profundo respeto, y un silencio general reinaba, cuando percibí una gran plaza alrededor de la cual todas estas personas me parecieron reunidas. En medio de esta plaza, yo vi un tronco parecido a una bella pirámide, de la cual la cima parecía elevarse hasta el cielo. Había otros troncos alrededor de aquel; de distancia en distancia y como por escalones, ellas estaban ornadas de hojas de un verde aterciopelado y de un brillante admirable. Entre esas hojas, había flores, unas de un rojo esplendoroso, las otras de una blancura no igualada; todo aquello daba un golpe de vista encantador; sobre la cima del tronco principal un grueso globo, que me pareció de oro muy puro, y una paloma, blanca como la nieve que revoloteaba por encima. Yo admiraba todo aquello, cuando escuché un canto melodioso que parecía venir del cielo y fui arrebatada; en el mismo instante, percibí una numerosa procesión de todas las órdenes religiosas y eclesiásticas, es decir, sacerdotes, obispos, arzobispos, cardenales, en fin todas las órdenes. De este número sobre todo dos llamaron mi atención; ellos tenían el semblante lleno de amor de Dios. Había uno, del cual yo no conozco el hábito; el otro al lado de él en una postura respetuosa, es decir, de rodillas. En este momento, vi la paloma que estaba en la cima del tronco, posarse en la cabeza de aquel cuyo hábito me era desconocido, el cual puso la mano sobre la cabeza de aquel que estaba de rodillas, y entonces la paloma vino también a reposar sobre aquel, después retorna al otro; todo el clero, según su rango, rodeaba la persona sagrada del Pontífice; los principales se aproximaban más cerca.
"El tronco en forma de pirámide, presentaba cuatro puertas principales en sus cuatro fachadas. El canto continuaba, se mezclaba con gritos de alegría, pero sin confusión; ellos decían: 'Gloria a Dios en los cielos y paz en la tierra. Viva la Religión en los corazones. Viva el Papa. Viva el gran Monarca, sostén de la religión'.
"En seguida, la procesión avanzó hacia las puertas del sur y del poniente, y salió por las del levante y las del norte, continuando a hacer escuchar los cantos más melodiosos. En esta multitud sin número había personas de muchos reinos, mas ellas no tenían sino un solo corazón, un mismo espíritu y una misma voluntad.
"Plena de admiración de este espectáculo maravilloso, exclamé: Dios, ¨cuando vendrán esos felices días? Escuché una voz que me dijo en un tono pleno de bondad: 'Consuélate, ellos llegarán cuando mis voluntades sean cumplidas'" (M. Servant, pág. 632-633; Curicque, Voix Prophetiques, Tomo II, págs. 333, 336 y 338).
"El lunes, entre la Ascensión y Pentecostés de 1815, yo hacía mi acción de gracias y 'une amende honorable' por todos los crímenes que se cometían. Me sentí llevada a pedir a Dios que Él hiciese reflorecer esta religión santa..., y me fue dicho: 'Ella reflorecerá, esta religión santa... muchas naciones volverán al seno de mi Iglesia...' Vi en seguida una nube espesa que se separa en dos, y en el medio, una claridad tan viva y tan brillante que me encontré fuera de mi misma. Quise retirarme, no creyéndome digna de ver esta luz admirable, mas me sentí retenida por una mano y escuché una voz que me decía: 'No temas nada, esta luz es la figura de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, de la cual no se debe separar jamás. Tú has visto que la nube se ha separado en dos, que una parte ha desaparecido a derecha y la otra a la izquierda: la parte del lado derecho marca a los cismáticos que no volverán más; la parte izquierda, a los herejes que la Iglesia rechaza de su seno. Tú ves abajo de la nube un gran jirón que separa de la luz y que cae en tierra: son los sacerdotes corrompidos, indignos del santo ministerio. Ellos son rechazados de la santa luz que la perversidad de su corazón ha extinguido'. Entonces yo no vi más que la luz que me pareció extenderse en todo el Universo" (M. Servant, págs. 691-692; Curicque, Tomo II, págs. 326 ss.).

Beata Ana María Taigi
(1769-1837)

"Después de las tinieblas, San Pedro y San Pablo descenderán de los cielos y designarán el Papa. Una gran luz brotando de sus personas irá a depositarse sobre el cardenal futuro Papa" (M. Servant, pág. 496).
"El Papa designará para ocupar el trono de Francia, al verdadero descendiente de San Luis" (M. Servant, pág. 543).
"En ese tiempo, la religión extenderá su imperio por todas partes. Los rusos serán convertidos y también Inglaterra y China, y el pueblo estará jubiloso contemplando este triunfo brillante de la Iglesia" (M. Servant, pág. 497).
Ella vio también "a Nuestra Señora extendiendo su manto de Reina sobre la Santa Iglesia y sobre la tierra, para ponerla al abrigo de la cólera de Dios" (M. Servant, pág. 583).
El R. P. Bessières, escribe: "Los judíos, de los cuales ella veía el papel considerable en los asuntos de este mundo para el bien o para el mal, le interesan particularmente. Ella anuncia, entre ellos, un gran movimiento de conversiones, el papel importante que ellos jugarán en la vuelta de las sociedades al Evangelio" (Mons. C. Sallotti, pág. 129).

NO TODO ES AFLICCIÓN...DESPUÉS DE LOS DOLORES DE ESTE PARTO, VENDRÁ EL REINO DE MARÍA.LA GLORIA SEA PARA DIOS...




 Daniel Urbina Daniel Urbina Daniel Urbina                                                    
                                  
                                                                        

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