miércoles, 14 de septiembre de 2011

Martín Tinajero; El Conquistador Español con un Corazón de Miel

Daniel Urbina  Mi más reciente libro..

   .   Martín Tinajero
     El Conquistador Español con  un Corazón de Miel…  El Bienaventurado del Siglo XVI que Trajo a la Virgen del Valle a Venezuela.

 Aparición de la Virgen  del Valle a Martín Tinajero en Écija, Sevilla; 8 de septiembre de 1501 (Retocado para resaltar lugar y fecha).


Virgen del Valle, que escogiste a Martín Tinajero para traer tu imagen y devoción a Venezuela y Nuevo Mundo, y a mí como tu interprete con esta "Relación de Sucesos"...Este es mi homenaje a Ti, mi Señora. para el 8 de septiembre de este año... (2011)..."Con el don de la Palabra, Tu eres la luz que va a iluminar mi sueño, tu eres el Sol que va a brillar en mi esperanza; y Tu, en el día y en la noche, me acompañarás en mis momentos dolorosos"...



 Imagen del Diablo, en el Codex Gigas o “Biblia de Satanás”; escrita por el monje benedictino Herman el Recluso, quien vivió a principios del siglo XIII en el monasterio de Podlažice (en Chrudim, centro de la actual República Checa); de quien se dice la escribió dictada por el demonio en tan solo una noche…


Capítulo I


                   De Creencias…

Extracto de “El Diablo Cojuelo”. Del Ecijano Luis Vélez de Guevara (1579-1644)…

Carta de recomendación
(Al cándido o moreno lector)

Lector amigo: Yo he escrito este discurso, que no me he atrevido a llamarle libro, pasándome de la jineta de los consonantes a la brida de la prosa, en las vacantes que me han dado las despensas de mi familia y los autores de las comedias por su Majestad; y como es El Diablo Cojuelo, no lo reparto en capítulos, sino en trancos. Suplícote que los des en su leyenda, porque tendrás menos que censurarme, y yo que agradecerte. Y, por no ser para más, ceso, y no de rogar a Dios que me conserve en tu gracia.

De Madrid, a los que fueron entonces del mes y año, y tal y tal y tal.

Daban en Madrid, por los fines de julio, las once de la noche en punto, hora menguada para las calles, y, por faltar la luna, jurisdicción y término redondo de todo requiebro lechuzo y patarata de la muerte. El Prado boqueaba coches en la última jornada de su paseo, y en los bañes de Manzanares los Adanes y las Evas de la Corte, fregados más de la arena que limpios del agua, decían el Ite, río est, cuando don Cleofás Leandro Pérez Zambullo, hidalgo a cuatro vientos, caballero huracán y encrucijada de apellidos, galán de noviciado y estudiante de profesión, con un broquel y una espada, aprendía a gato por el caballete de un tejado, huyendo de la justicia, que le venía a los alcances por un estupro que no lo había comido ni bebido, que en el pleito de una doncella al uso estaba graduado en el lugar veintidoseno, pretendiendo que el pobre licenciado escotase sólo lo que tantos habían merendado; y como solicitaba escaparse del «para en uno son» (sentencia definitiva del cura de la parroquia y auto que no lo revoca si no es el vicario Responso, juez de la otra vida), no dificultó arrojarse desde el ala del susodicho tejado, como si las tuviera, a la buharda de otro que estaba confinante, nordesteado de una luz que por ella escasamente se brujuleaba, estrella de la tormenta que corría, en cuyo desván puso los pies y la boca a un mismo tiempo, saludándolo como a puerto de tales naufragios, y dejando burlados los ministros del agarro y los honrados pensamientos de mi señora doña Tomasa de Vitigudino, doncella chanflona, que se pasaba de noche como cuarto falso, que, para que surtiese efecto su bellaquería, había cometido otro estelionato más con el capitán de los jinetes a gatas que corrían las costas de aquellos tejados en su demanda, y volvían corridos de que se les hubiese escapado aquel bajel de capa y espada que llevaba cautiva la honra de aquella señora mohatrera de doncellazgos, que juraba entre sí tomar satisfacción de este desaire en otro inocente, chapetón de embustes doncelliles, fiada en una madre que ella llamaba tía, liga donde había caído tanto pájaro forastero.
A estas horas, el estudiante, no creyendo su buen suceso y deshollinando con el vestito y los ojos el zaquizamí, admiraba la región donde había arribado, por las extranjeras extravagancias de que estaba adornada la tal espelunca, cuyo avariento farol era un candil de garabato, que descubría sobre una mesa antigua de cadena, papeles infinitos, mal compuestos y ordenados, escritos de caracteres matemáticos, unas efemérides abiertas, dos esferas y algunos compases y cuadrantes, ciertas señales de que vivía en el cuarto de más abajo algún astrólogo, dueño de aquella confusa oficina y embustera ciencia; y llegándose don Cleofás curiosamente, como quien profesaba letras y era algo inclinado a aquella profesión, a revolver los trastos astrológicos, oyó un suspiro entre ellos mismos, que, pareciéndole imaginación o ilusión de la noche, pasó adelante con la atención papeleando los memoriales de Euclides y embelecos de Copérnico; escuchando segunda vez repetir el suspiro, entonces, pareciéndole que no era engaño de la fantasía, sino verdad que se había venido a los oídos, dijo con desgarro y ademán de estudiante valiente:
-¿Quién diablos suspira aquí?
Respondiéndole al mismo tiempo una voz entre humana y extranjera: -Yo soy, señor licenciado, que estoy en esta redoma, adonde me tiene preso ese astrólogo que vive ahí abajo, porque también tiene su punta de la mágica negra, y es mi alcaide dos años habrá.
-Luego ¿familiar eres? -dijo el estudiante.
-Harto me holgara yo -respondieron de la redoma-que entrara uno de la Santa Inquisición para que, metiéndole a él en otra de cal y canto, me sacara a mí de esta jaula de papagayos de piedra azufre. Pero tú has llegado a tiempo que me puedes rescatar; porque éste a cuyos conjuros estoy asistiendo me tiene ocioso, sin emplearme en nada, siendo yo el espíritu más travieso del infierno.
Don Cleofás, espumando valor, prerrogativa de estudiante de Alcalá, le dijo: -Eres demonio plebeyo, o de los de nombre?
-Y de gran nombre -le repitió el vidrio endemoniado-, y el más celebrado en entrambos mundos.
-¿Eres Lucifer? - le repitió don Cleofás.
-Ése es demonio de dueñas y escuderos -le respondió la voz.
-¿Eres Satanás? -prosiguió el estudiante.
-Ese es demonio de sastres y carniceros -volvió la voz a repetirle.
-¿Eres Belcebú? -volvió a preguntarle don Cleofás.
Y la voz respóndele: -Ése es demonio de tahures, amancebados y carreteros.
-¿Eres Barrabás, Belial, Astarot? -finalmente le dijo el estudiante.
-Esos son demonios de mayores ocupaciones -le respondió la voz-: demonio más por menudo soy, aunque me meto en todo: yo soy las pulgas del infierno, la chisme, el enredo, la usura, la mohatra; yo truje al mundo la zarabanda, el déligo, la chacona, el bullicuzcuz, las cosquillas de la capona, el guiriguirigay, el zambapalo, la mariona, el avilipinti, el pollo, la carretería, el hermano Bartolo, el carcañal, el guineo, el colorín colorado; yo inventé las pandorgas, las jácaras, las papalatas, los comos, las mortecinas, los títeres, los volatines, los saltabancos, los maesecorales, y, al fin, yo me llamo el Diablo Cojuelo.
-Con decir eso- dijo el estudiante- hubiéramos ahorrado lo demás: vuesa merced me conozca por su servidor; que ha muchos días que le deseaba conocer. Pero ¿no me dirá, señor Diablo Cojuelo, por qué le pusieron este nombre, a diferencia de los demás, habiendo todos caído desde tan alto, que pudieran quedar todos de la misma suerte y con el mismo apellido?
-Yo, señor don Cleofás Leandro Pérez Zambullo, que ya le sé el suyo, o los suyos- dijo el Cojuelo-, porque hemos sido vecinos por esa dama que galanteaba y por quien le ha corrido la justicia esta noche, y de quien después le contaré maravillas, me llamo de esta manera porque fuí el primero de los que se levantaron en el rebelión celestial, y de los que cayeron y todo; y como los demás dieron sobre mí, me estropearon, y así quedé más que todos señalado de la mano de Dios y de los pies de todos los diablos, y con este sobrenombre; mas no por eso menos ágil para todas las facciones que se ofrecen en los países bajos, en cuyas empresas nunca me he quedado atrás, antes me he adelantado a todos; que, camino del infierno, tanto anda el cojo como el viento; aunque nunca he estado más sin reputación que ahora en poder de este vinagre, a quien por trato me entregaron mis propios compañeros, porque los traía al retortero a todos, como dice el refrán de Castilla, y cada momento a los más agudos les daba gato por demonio. Sácame de este Árgel de vidrio; que yo te pagaré el rescate en muchos gustos, a fe de demonio, porque me precio de amigo de mi amigo, con mis tachas buenas y malas.
-¿Cómo quieres -dijo don Cleofás mudando la cortesía con la familiaridad de la conversación- que yo haga lo que tú no puedes siendo demonio tan mañoso?
-A mí no me es concedido -dijo el espíritu-, y a tí sí, por ser hombre con el privilegio del bautismo y libre del poder de los conjuros, con quien han hecho pacto los príncipes de la Guinea infernal. Toma un cuadrante de ésos y haz pedazos esta redoma; que luego en derramándome me verás visible y palpable.
No fue escrupuloso ni perezoso don Cleofás, y ejecutando lo que el espíritu le dijo, hizo con el instrumento astronómico jigote del vaso, inundando la mesa sobredicha de un licor turbio, escabeche en que se conservaba el tal diablillo; y volviendo los ojos al suelo, vió en él un hombrecillo de pequeña estatura, afirmado en dos muletas, sembrado de chichones mayores de marca, calabacino de testa y badea de cogote, chato de narices, la boca formidable y apuntalada en dos colmillos solos, que no tenían más muela ni diente los desiertos de las encías, erizados los bigotes como si hubiera barbado en Hircania; los pelos de su nacimiento, ralos, uno aquí y otro allí, a fuer de los espárragos, legumbre tan enemiga de la compañía, que si no es para venderlos en manojos, no se junta. Bien hayan los berros, que nacen unos entrepernados con otros, como vecindades de la Corte, perdone la malicia la comparación.
Asco le dió a don Cleofás la figura, aunque necesitaba de su favor para salir del desván, ratonera del astrólogo en que había caído huyendo de los gatos que le siguieron (salvo el guante a la metáfora), y asiéndole por la mano el Cojuelo y diciéndole: «Vamos don Cleofás, que quiero comenzar a pagarte en algo lo que te debo», salieron los dos por la buharda como si los dispararan de un tiro de artillería, no parando de volar hasta hacer pie en el capitel de la torre de San Salvador, mayor 
atalaya de Madrid, a tiempo que su reloj daba la una, hora que tocaba a recoger el mundo poco a poco al descanso del sueño; treguas que dan los cuidados a la vida, siendo común el silencio a las fieras y a los hombres; medida que a todos hace iguales; habiendo una prisa notable a quitarse zapatos y medias, calzones y jubones, basquiñas, verdugados, guardainfantes, polleras, enaguas y guardapiés, para acostarse hombres y mujeres, quedando las humanidades menos mesuradas, y volviéndose a los primeros originales, que comenzaron el mundo horros de todas estas baratijas; y engestándose al camarada, el Cojuelo le dijo: -Don Cleofás, desde esta picota de las nubes, que es el lugar más eminente de Madrid, mal año para Menipo en los diálogos de Luciano, te he de enseñar todo lo más notable que a estas horas pasa en esta Babilonia española, que en la confusión fue esa otra con ella segunda de este nombre...


 Capítulo II
                   Referencias y Citas…
Creo... en las abejas que labraron su colmena dentro del corazón de Martín Tinajero...". 
Aquiles Nazoa

El corazón de Martín Tinajero, origen de una leyenda

El corazón de Martín Tinajero siempre fue de miel. Desde pequeño.
Nunca conocí, ni conoceré, estoy seguro, a un ser tan tierno, tan delicado, tan claro de vivir lo que le tocara vivir y, ¡tan hombre! Menos, y perdone que se lo diga, a uno tan religioso como él. Vivía bien lo que fuera, y cristianamente. Nunca le oí quejarse de todos los trabajos y pesares que tiene nuestro oficio. Por muy dolido y enfermo que estuviera, siempre cumplía sus obligaciones de soldado. Tampoco, le sentí demostrar algún temor. Y, conociéndolo como le conocía, sabía que sus miedos los llevaba dentro. Y eran tantos, o más, que los que cualquiera de nosotros sentía. Pero su actitud era tan serena, tan de aceptar el momento que se le presentaba, que nos serenaba a todos. Como si estuviéramos ante Nuestro Señor Jesucristo amando a plenitud la voluntad de Dios Padre. Se lo puedo asegurar a Vuestra Merced, fray Pedro de Aguado, sin temor a equivocarme... 
Y, sobre todo, confirmarle lo que le decía al principio de todo esto que usted, al preguntarlo, me permitió que le dijera, y para que las generaciones futuras sepan de ello: el corazón de Martín Tinajero siempre fue de miel. (Extracto de la obra de Armando Quintero Laplume.)

 Capítulo III

                Antecedentes perversos…

“Hallándose Alfinger tan crecido de caudal, como falto de gente, por la mucha que había perdido en su jornada, determinó enviar al Capitán Iñigo de Vascona (natural de la villa de Arévalo, hombre de experimentado valor) a la ciudad de Coro con veinte y cinco soldados que le acompañasen, y sesenta mil pesos del oro que había adquirido, para que manifestando las muestras del logro de sus conquistas, se animasen a venirle a seguir en la prosecución de sus empresas, y con este motivo solicitase traerle cuanto antes la más gente que pudiese, y los pertrechos de que necesitaba, dándole por orden, que si de vuelta no le hallase en Tamalameque (donde procuraría esperarle), le siguiese por el rastro que iría dejando en sus marchas. Venían del Valle del Magdalena de regreso a Coro con un cargamento de oro propiedad de Alfínger y tratando de encontrar otro camino entre Pamplona y Coro, diferente al que antes habían usado, se extraviaron al intentar rodear la laguna camino hacia las Sierras Nevadas.
Con esta disposición, y algunos indios que llevaban cargado el oro, se despidió Vascona, tomando la derrota para Coro; pero guiado de la estrella de su mal destino, no quiso gobernarse por el rumbo que habían llevado a la ida, discurriendo, que estando, como estaba, el paraje en que se hallaba más metido hacia la tierra adentro de la parte donde le demoraba la laguna de Maracaibo, podría con más facilidad, y en breve tiempo (siguiendo la serranía sobre la mano izquierda) llegar a Coro, dejando a un lado la laguna, sin necesitar de ver sus aguas para lograr su viaje; pero apenas se engolfó en la serranía, perdiendo el tino en la demarcación que había formado, torció el camino sobre la mano derecha, metiéndose por unas montañas llenas de anegadizos y pantanos, tan ajenas de que las hubiese pisado humana huella, que luego conoció la perdición en que lo había empeñado su desdicha, pues consumidos los bastimentos que llevaba, empezó a experimentar los aprietos de su falta, sin poderla remediar en aquellos despoblados, ni hallar otro recurso en su trabajo, que entretener la necesidad con la esperanza de encontrar más adelante algún socorro; pero viendo después que cada día se aumentaba más la aflicción, y se imposibilitaba el remedio, hallándose él y sus compañeros con la falta del sustento, tan debilitados, flacos y rendidos, que aun les faltaba vigor para mantener sus propios cuerpos, determinaron aliviarse de la carga, dejando el oro enterrado al pie de una hermosa ceiba, con marcas y señales en el sitio, por si acaso tuviese alguno de ellos la fortuna de salir de aquel laberinto con la vida, volver a buscar el corazón, que dejaban allí con el tesoro.
Libres con esta diligencia del embarazo que les causaba la carga, y muerta ya a los rigores de la hambre y tesón de los trabajos la mayor parte de los indios que la conducían, prosiguieron caminando aquellos miserables españoles con el ansia de vencer lo dilatado de aquella inculta montaña; pero como había muchos días, que sólo se sustentaban con cogollos de visao, era tal la perturbación que padecían con la debilidad de las cabezas, que dando vueltas de una parte para otra, no acertaban a salir de la cerrada confusión de aquellos bosques; y como con la dilación crecía por instantes la necesidad, llegando ya a términos de perecer en los últimos lances del aprieto, ejecutaron (para conservar la vida) una crueldad tan abominable, que nunca podrá tener disculpa, aun a vista del extremo peligro en que se hallaban, pues fueron matando uno por uno los pocos indios que les habían quedado de servicio, y sin despreciar los intestinos, ni otra parte alguna de sus cuerpos, se los comieron todos, con tan poco reparo, ni fastidio, que sucedió al matar el postrer indio, estando haciéndolo cuartos, arrojar el miembro genital (como cosa tan obscena y asquerosa), y un soldado, llamado Francisco Martín lo cogió con gran presteza, y sin esperar a que lo sazonase el fuego, se lo comió crudo, diciendo a los compañeros: ¿pues esto despreciáis en ocasión como ésta?



 Don Luis Portocarrero, séptimo señor de Palma, era un noble descendiente de un relevante linaje astigitano que había fundado el cenobio jerónimo de Nuestra Señora del Valle en 1486. De allí esa devoción.

“1584, agosto, 29.- Ecija.- Voto del cabildo municipal a la Virgen del Valle.- Archivo Municipal de Ecija, Libro 22, s.f. Que la ciudad para siempre vaya a la fiesta de Nuestra Señora del Valle, de que son cofrades. Su señoría acordó que se vaya por ciudad a la fiesta de Nuestra Señora del Valle y de aquí en adelante se haga así. Y por ciudad se vota para que siempre se halle presente, pues son hermanos. Y los ministriles y trompetas se hallen en ella por el día de Nuestra Señora de septiembre de cada un año.- Juan de Ribera (corregidor) – García de Xerez (regidor) – Gerónimo de Guzmán, escribano de cabildo.”



De los documentos encontrados, publicaciones consultadas y archivos, podemos comprobar que no está en consonancia o relación, la devoción que Ecija le ha tenido y tiene a la Virgen del Valle, con la fundación de una Hermandad bajo el nombre de su advocación. Quizás ello fuere así, por el recelo que los monjes del Convento de San Jerónimo, en donde se veneraba dicha Imagen, mostraban hacia todo lo que se hiciera alrededor y cerca de Ella. La titular de dicha Hermandad, Nuestra Señora del Valle, es Patrona de la Ciudad de Ecija.- Ubicada actualmente en la Iglesia Mayor de Santa Cruz. Su cofradía de Gloria, tiene su salida procesional el día 8 de Septiembre de cada año.




  Capítulo VI

                  Mocedades…

Nació en Écija (Sevilla) en 1489, el mismo año  que nació su amigo y también conquistador en el Nuevo Mundo Jerónimo de Aguilar (de las casas de los Aguilar). Ambos asistían a misa con frecuencia, habían hecho la primera comunión juntos en la capilla del Convento de Nuestra Señora del Valle (jerónimos -Virgen que se le habría aparecido a Martín en 1501, cuando pastoreaba su ganado en compañía de su padre), y en su biblioteca habían leído acerca de Fray Ramón Pané, primer misionero y etnólogo de América. Su obra de 1498: Relación acerca de las antigüedades de los indios, sobre la mitología, religión y cultura de los taínos de la isla La Española, fue considerado el primer libro escrito en el continente americano. Ambos juraron también sumarse a la gesta conquistadora, llevando la devoción de la Virgen patrona al Nuevo Mundo, bajo la guía espiritual de los Jerónimos (La Orden de San Jerónimo u Ordo Sancti Hieronymi es una orden religiosa con ramas masculina y femenina, aprobada en 1373 en Aviñón por el papa Gregorio XI. Los monjes son los jerónimos, jerónimas en el caso de las mujeres, y ambos usan la sigla OSH. Es una orden religiosa exclusivamente hispánica, puesto que sólo se implantó en España y Portugal. Estuvo muy vinculada a las monarquías reinantes en ambos países) 

  El niño Martín tuvo una infancia y niñez sin experiencias extraordinarias. Emergió luego de la penosa y difícil etapa de transición entre la infancia y la juventud. Al entrar a los años de su adolescencia, se encontró como jefe y único sostén de una numerosa familia. La muerte prematura de Martín padre, cambió y torció los sueños de este varón. Pocos años después de la muerte de su padre habían perdido todas sus propiedades.

Habiendo tenido pues la experiencia real de vivir estos años de adolescencia en un mundo asediado por el mal y perturbado por el pecado, su sentido de la caridad arraigado desde niño en el seno de su hogar pobre le permitió ser tolerante con su prójimo en el pueblo natal.

Alcanzó él su plena estatura y fortaleza física. Bastante alto para su edad. Era un joven viril, cada vez más serio y reservado, al mismo tiempo que compasivo y amable. Tenía una mirada dulce, pero inquisitiva, a la luz del día sus ojos se aclaraban como la miel; su sonrisa era siempre simpática y reconfortante; su voz, al principio parecía salir de una cripta, luego se tornó musical y al mismo tiempo fuerte y enérgica; su saludo, cordial, pero sin afectación. Siempre, incluso en los contactos más comunes, parecía traslucirse la esencia de una naturaleza cristiana. Siempre se trasmitía esa combinación de amigo cordial y de maestro autoritario. Y estos rasgos de personalidad comenzaron a manifestarse desde temprano, ya desde su adolescencia.

Este joven físicamente robusto y fuerte también había adquirido el pleno desarrollo de su intelecto humano, aunque no la completa experiencia del pensamiento humano pero sí la plena capacidad para tal desarrollo del intelecto. Poseía un cuerpo sano y bien proporcionado, una mente aguda y analítica, una disposición de ánimo generosa y compasiva, un temperamento un tanto fluctuante pero acometedor, cualidades éstas que se estaban integrando en una personalidad fuerte, admirable y atractiva. Pastor de ovinos por profesión.

  El apellido Tinajero aparece recogido por el Cronista y Decano Rey de Armas, Don Vicente de Cadenas y Vicent, en su "Repertorio de Blasones de la Comunidad Hispánica", eso significa que el linaje Tinajero tiene armas oficiales certificadas por Rey de Armas. Dicho Repertorio de Blasones de la Comunidad Hispánica es la mayor obra de heráldica española, donde aparecen los apellidos con su heráldica como el apellido Tinajero ordenados alfabéticamente, con sus escudos. En dicha obra se han incluido el contenido de muchos manuscritos de la Biblioteca Nacional de Madrid y correspondientes a Minutarios de Reyes de Armas y recoge apellidos que como Tinajero son españoles o muy vinculados por unas u otras razones a España, por lo que los del apellido Tinajero están en esta tesitura. También se suman millares de escudos heráldicos y heráldica procedentes de varias Secciones del Archivo Histórico Nacional, así como de la Real Chancillería de Valladolid, Salas de los Hijodalgos y de Vizcaya, etc. En resumen, los del apellido Tinajero han realizado alguna prueba de nobleza o hidalguía.


 Frailes jerónimos. Cisneros y Bartolomé de las Casas. Bartolome de las Casas. Delegado de cisneros para la reformación de las Indias (1516-1517). La ausencia de Diego de Colón y el carácter de comisionados del regente, les convierten los máximos funciona­rios. Los Jerónimos solicitaron de los dominicos y de los francisca­nos sus pareceres sobre la situación de los indios. Construyeron un Interrogatorio cuyo eje giraba acerca de la viabilidad de autocivilización de los indios. Debido al fracaso, y tras la muerte del rey Fernando el Católico a principios de 1516, Montesinos y Las Casas viajaron a Madrid para realizar nuevas peticiones al cardenal Francisco Jiménez de Cisneros quien ejercía la regencia de la corona de Castilla; en abril, Cisneros determinó enviar a tres frailes jerónimos para ejercer la gobernación de La Española.

Las Casas fue comisionado consejero de los frailes y se le nombró procurador y protector universal de todos los indios. Cargo similar al de Ombudsman de Suecia que fue instituido a principios del siglo XIX. En 1517, las Casas se sintió insatisfecho por la actuación de los frailes jerónimos, pues la opresión, y esclavitud de los indígenas persistió en La Española. En el mes de junio, decidió regresar a España para dar cauce a sus quejas, sin embargo el cardenal Cisneros murió en el mes de noviembre.

Pietro Torrigiano, condiscípulo de Miguel Ángel, modela hacia 1525 un sorprendente San Jerónimo en Sevilla; sin embargo Vasco de la Zarza y Alonso Berruguete  son los artistas que trabajaron en el monasterio jerónimo de La Mejorada de Olmedo (Valladolid) alrededor de 1523. Martín, muy vinculado aun a los Jerónimos, obtiene de ellos el encargo de trasladar en su nombre una imagen (busto: tronco, cabeza, brazos y manos de madera; todo sostenido por cuatro soportes o listones del mismo material) de la Purísima, desde Castilla a Nueva Cádiz, (Renacimiento Español, Lugar de Procedencia, Monasterio de Nuestra Señora de la Mejorada de la Villa de Olmedo -Jerónimos),  a la iglesia parroquial de Santiago de Nueva Cádiz, en la Isla de Cubagua.  Después de haber llevado la imagen de la Virgen en 1530, pasa a Santo Domingo, en donde pone al tanto a los Jerónimos de allí acerca del comercio de esclavos negros e indios que observa en la Isla de Cubagua; y estos le solicitan que acompañe a Nicolás Federmann; un enviado por la familia Welser, de Augsburgo, que había firmado un acuerdo para explorar el territorio de Venezuela. Martín se le une con la finalidad de tratar de contagiar a sus compañeros conquistadores en la caridad cristiana para con los indígenas.

Junto con Francisco de Vitoria, Bartolomé de las Casas es considerado uno de los fundadores del derecho internacional moderno y un gran protector de los indios y precursor de los derechos humanos junto al jesuita portugués Antonio. Aunque desde perspectivas opuestas, tanto él como Vitoria se ocuparon del problema alrededor del cual emergió el derecho de gentes en la época moderna: la definición de las relaciones entre los imperios europeos y los pueblos del llamado "Nuevo Mundo". Esta tarea requería de la creación de un marco jurídico suficientemente amplio como para ser válido al mismo tiempo para europeos y aborígenes. La tradición legal que fue usada para tal fin fue precisamente la del derecho natural, la cual fue tomada del derecho medieval y la filosofía estoica. De las Casas consideró que los indígenas tenían uso de razón, tanto como los antiguos griegos y romanos, y que como criaturas racionales eran seres humanos. Como tales, los indígenas estaban cobijados por el derecho natural y eran titulares de los derechos a la libertad y a nombrar sus autoridades.

[lope.jpg] Salió Diego Martínez, natural de Valladolid, para la serranía, experimentando desde luego el trabajo ordinario de no tener bastimentos; y como para remediarlo fuese necesario despachar por todas partes a buscar algún socorro; sucedió, que habiendo salido a este efecto Hernando Montero con una cuadrilla de soldados, se le murió en el camino, de enfermedad que padecía, y no daba a entender su sufrimiento, Martín Tinajero, natural de Écija en la Andalucía, hombre, que viviendo siempre sin agraviar a nadie, se había mantenido con natural modestia entre los desórdenes que trae consigo la milicia: enterrándolo los compañeros en un hoyo de los que con el invierno había hecho el agua en una de las ramblas por donde corría, y con las semillas que pudieron recoger, dieron la vuelta al campo, que por ir esperando a Fedreman caminaba poco a poco, deteniéndose en aquel contorno, a cuya causa, pasados algunos días, se vio obligado Martínez a despachar otra escuadra de soldados para buscar bastimentos, y entre ellos iban algunos de los que habían enterrado a Tinajero, que llegando cerca de la cañada en que le dieron sepultura, movidos de la curiosidad, quisieron ver si los indios lo habían desenterrado; pero antes de acercarse, a gran distancia se hallaron acometidos de una fragancia tan suave y un olor tan singular, que suspensos ignoraban la causa a que atribuir tan maravilloso efecto, hasta que aplicando la vista hacia la rambla, reconocieron estar medio descubierto el cuerpo de Tinajero, de cuyo yerto cadáver se exhalaba aquel olor peregrino, de quien enamorados diferentes enjambres de silvestres abejas, se habían apoderado, para dar clausura de aromas entre aquellas fragancias a su miel; y no osando los compañeros tocar el cuerpo, admirados, se volvieron para el real, donde referido el prodigio, hicieron todos memoria de la modestia y costumbres, que siempre habían observado en el silencioso recato de aquel hombre. No osaron llegar más que hasta donde lo pudieron ver y enterarse que era el, porque estaba cubierto de un enjambre de abejas, de que hay muchas en aquella tierra, que hacen su miel en los huecos de los troncos. Fray Pedro Simón - (Noticias historiales de las conquistas de tierra firme en las indias occidentales - Tomo I. Capítulo XVIII.)

 Mapa de la Provincia de Barinas donde aparece la parroquia El Real.


  
Agustín Codazzi (1793-1850) Fuente: David Rumsey Historical Map Collection. De hato Santo Domingo de las Palmas a población de El Real; Población a la que se dirigió el Capitán Diego (antes Francisco) Martínez, quien por orden de Federmann, había salido hacia el Valle de Tacarigua, después de dar un rodeo por la cordillera de Carora, y haber dejado morir de inanición al "Conquistador Misionero" Martín Tinajero en el sitio posteriormente conocido como "Quebrada de La Virgen" el 8 de septiembre de 1537 (Lugar donde se le aparecería en 1652 la Virgen de Coromoto al Cacique de ese nombre). 


 Muerte de Martín Tinajero, Oriundo de Écija, Sevilla, + a comienzos del siglo XVI –Distante del Sur del Lago, Quebrada de La Virgen, 8 de septiembre de 1537. Poco más de un siglo después, a mediados del siglo XVII el cacique Coromoto y su mujer atravesaban su corriente de agua en la “primera” aparición de la Virgen de Coromoto. Antes conocida entre ellos mismos como quebrada armo, derivada de Quebrada Süchiimmara  viene de la lengua wayuunaiki Süchii (río) y Mma (tierra) de mara (El principal cacique del Lago era Mara, indio de buen porte, alto y grueso, de mirada de águila, valiente e intrépido, que vivía feliz en la isla cerca de la costa Este (Hoy Isla de Providencia, antes Isla de los Burros), entre Maracaibo y la margen oriental del Lago) –arma al revés; donde Diego de Osorio, quien fuera Gobernador de la Provincia de Venezuela desde 1589 hasta 1597, con la idea de poblar el territorio ubicado al sur de El Tocuyo y Barquisimeto, solicita al capitán Juan Fernández de León (1543 - 1593), oriundo de Portimão (al sur de Portugal -lo que después generó el nombre del Estado Portuguesa), y quien había participado junto a Diego de Losada en la fundación de Caracas, a que estableciera en los territorios del Guanaguanare y Cerrillos una o dos ciudades. Con unos 60 hombres que logró reunir, salió del Tocuyo hacia el sur en octubre de 1591 y el 3 de noviembre de ese mismo año estaba fundando con el protocolo de rigor, a orillas del río Guanaguanare, en un lugar llamado Mesa de Cavaca, a Espíritu Santo de Guanaguanare, que posteriormente, hacia 1750, se simplificaría su nombre a Guanare- 8 de septiembre de 1537, fecha de la defunción. Distante de allí se levantaría un primer Santuario (La iglesia Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza)-En este templo oró el Libertador el 22 de mayo de 1821 a su paso por esta ciudad hacia el Campo de Carabobo. Allí fue bautizado José Antonio Páez. El Ejecutivo Nacional colocó una lápida el 22-5-1971. Año Sesquicentenario de la Batalla de Carabobo.

Muchas expediciones procedentes de Coro, de Jorge Spira y Nicolás Federmann, para el año de 1534 se encaminaron al piedemonte andino y cruzaron el actual territorio de Barinas. En 1542, Felipe de Utre procedente de Coro, visita Barinas, pero son rechazados por los indígenas Omaguas y Hutten resulta herido. Para el año 1547 se lleva a cabo la expedición de Alonso Pérez de Tolosa desde el Tocuyo, sin resultados en cuanto a fundaciones. Como se puede apreciar, El Real se encontraba en la ruta entre Santa Fe de Bogotá y Coro.


 El nombre Quebrada de la Virgen se deriva del que le dieron los Guajiros a la milagrosa, deidad femenina wayuu con cabello de señorita o corto, velando al Alijuna –hombre blanco, avistados el 8 de septiembre de 1537. Estos relatos verbales de los wayúu (del arahuacoguajiro, señor, hombre poderoso) que perduran hasta nuestros días, señalan haber divisado a Pulowi -mujer primigenia -velar el cuerpo de un conquistador español en la época en que el Capitán Diego (antes Francisco) Martínez, por orden de Federmann, había salido hacia el Valle de Tacarigua, después de dar un rodeo por la cordillera de Carora (Venezuela- entre los años 1537 y 1538). El "olor a rosas" que acompañaba esta "escena de dolor", las abundantes abejas que acudían atraídas por la “fragancia” que emanaba del cadáver, y "la súplica" de Pulowi a "dios" Mareiwa, así como la repentina desaparición de la misma, al cabo de cinco días de velorio, Jepira , le ganaron al cuerpo de Martín Tinajero, la colocación de una múcura más grande para depositar el cuerpo ("Tinaja funeraria") por parte de los viajeros wayuu comerciantes de ganado cabrío abundante tanto en las jurisdicciones de Maracaibo, y Coro, que beneficiadas las pieles, enriquece a sus vecinos el trato entre las diferentes etnias. Entre las artesanías guajiras son famosos los chinchorros de hilo, con lindos diseños y flecos, que tejan con fibras de maguey, lo mismo que las hamacas. Las mujeres hacen gran variedad de mochilas de alta demanda por los indígenas pertenecientes a otras tribus.
De acuerdo al cronista de la época, la quebrada no llevaba agua permanentemente; y en el momento de dejar su cuerpo, en  la huella geológica, sin enterrar (débiles de inanición como se encontraban) se hallaba seca, dejando una especie de fosa natural que sirvió de tumba abierta.

El pueblo wayúu es uno de los pueblos arawak que, como una gran corriente migratoria, se desplazaron tanto por la Amazonía, como hacia las Antillas, a donde llegaron hacia el 150 a. C. Los llanos de Barinas, Portuguesa, Cojedes y Apure fueron una encrucijada estratégica entre la cordillera andina, la costa Caribe y la cuenca del Orinoco. Allí se produjeron contactos culturales y comerciales en los que se utilizaba como medio de canje monedas de conchas de caracoles de agua dulce o quiripa.

 Restos mortales de Martín Tinajero, encontrados en el sitio denominado “Quebrada de La Virgen -hoy Guanare, Portuguesa-distante de la población del "Real", entre los hoy estados Barinas y Portuguesa, (mostrados en colección privada), de un conquistador desconocido hasta esta publicación... Ubicación  N 08º 57,114'  W 69º 47,138'; Parroquia Guanare, Municipio Guanare. Zona de transición entre las últimas estribaciones de la cordillera de Los Andes Venezolanos y las llanuras.



   Pelea Martínez con los indios Jiraharas: entra en la provincia de Carora, y pasa a la del Tocuyo, donde se le juntan algunos soldados del Gobernador Hortal. SOCORRIDO Martínez de algunos bastimentos, que pudo descubrir la diligencia de sus soldados, prosiguió su marcha hasta encontrarse con la nación belicosa de los indios Jiraharas, que por muchos años fueron asombro y terror de toda esta gobernación de Venezuela; quienes con la noticia de acercarse extranjeros a sus tierras, convocados los pueblos y prevenidas las armas, salieron en formado escuadrón a la defensa, atacando con tal coraje la batalla, que rota y descompuesta la vanguardia española, que gobernaba Juan Gascón (vecino que fue después de la ciudad de Vélez en el Nuevo Reino, donde murió a manos del Cacique Tisquisoque), hubieran conseguido la victoria, a no estorbarlo Martínez que conociendo el aprieto en que se hallaba su gente, esforzó su valor para el socorro, cargando sobre los indios hasta ponerlos en fuga, con pérdida considerable de sus tropas, quedando heridos muchos de los nuestros, y entre ellos García Calvete, a quien dieron un flechazo, que entrándole por el lagrimal del ojo, le atravesó al colodrillo, de que no solamente quedó sano, pero con la vista tan clara y sin lesión como la tenía de antes; teniendo tantos testigos de este prodigio, cuantas fueron las personas que después le conocieron vecino encomendero de la ciudad de Vélez, donde dejó sucesión. (JOSÉ DE OVIEDO Y BAÑOS
HISTORIA DE LA
CONQUISTA Y POBLACIÓN
DE LA PROVINCIA
DE VENEZUELA; Primera edición Biblioteca Ayacucho: 1992
Segunda edición: 2004
Derechos exclusivos de esta edición
© Fundación Biblioteca Ayacucho, 2004
Colección Clásica, No 175)
Este es el primer “milagro” adjudicado a Martín Tinajero, por sus propios compañeros de armas y de conquista.
Posteriormente, en el poblado más cercano para aquella memorable fecha, El Real, lugar al cual se dirigieron sus compañeros conquistadores a relatar el prodigio del "cuerpo oloroso a rosas y rodeado de abejas como buscando miel" acontece la misteriosa aparición el 2 de febrero de 1680 de una imagen de la Virgen en una antigua moneda de real sencillo denominada bamba, denominada así porque llevaba impresa la efigie del rey visigodo Wamba. (Bibiografia consultada: Tosta Virgilio, Pueblos Dominicos en Barinas. Colecciòn  Pueblos Barineses, Caracas. 1973
Romero Martìnez, Vinicio. El Libro de las Efemerides Venezolanas. Editorial Actualidad 2007. Caracas Venezuela
Catalógo del Patrimonio Cultural venezolano. 2004-2005. Municipio Barinas.)


 La provincia de Venezuela, cuyos montes crían maderas preciosas y de estimación, posee el cedro en tanta abundancia, y tan común, que sirve de materia a las obras más ordinarias, siendo singular el árbol que no destila dulzuras, pues abrigando enjambres de silvestres abejas, forman en los troncos colmenas a sus rubios panales. La madera de cedro del Líbano fue profusamente utilizada como materialde construcción en el Antiguo Egipto y, posteriormente, en el primer Templo de Jerusalén, hacia el 976 a. C. Su madera tiene la cualidad de ahuyentar a insectos y gusanos, y un olor peculiar. El cedro, erez en hebreo, es el árbol más citado de la Biblia. La especie Cedrela odorata es el árbol emblemático del estado Barinas, en Venezuela. Se encuentra en bosques tropicales caducifolios. En elevaciones hasta 1200 m. Sus flores se agrupan en inflorescencias con pániculas variables en tamaño, muchas veces más cortas que las hojas, generalmente glabras, rara vez pubérulas. Las flores miden de 6 a 9 mm de largo, suavemente perfumadas, de color crema verdoso. La madera es olorosa, bastante liviana, con peso específico variable de entre 0,42 a 0,63, generalmente blanda o medianamente dura. El color de la albura es blanco-amarillento o gris bien diferenciado del duramen, cuyo color va desde rojo hasta marrón claro. La textura varía desde fina hasta áspera.
El Estado Barinas está situado al Sudoeste de Venezuela y se extiende al Norte y a lo largo de la margen izquierda del río Apure. Limita por el Norte con los Estados Cojedes, Portuguesa, Trujillo y Mérida; por el Oeste, con los Estados Táchira y Mérida; por el Sur con el Estado Apure sirviendo de línea divisoria el río Apure; y por el Este con el Estado Guárico. Fue fundado en el año 1577, cuya capital era la Grita; luego se le anexaron las poblaciones de Mérida, San Cristóbal, Gibraltar y Pedraza, convirtiéndose en la Provincia de Mérida del Espíritu Santo de La Grita, con Mérida como capital. En 1676, se le anexa Maracaibo llamándose Provincia de Mérida del Espíritu Santo de Maracaibo.
Cedro dulce, árbol emblemático de Barinas, le fue puesto por la fragancia de la madera que se asemeja a la del Cedro del Líbano (Cedrus libani Barr) que es un árbol del grupo de los pinos, oriundo de Asia Menor y Palestina. El nombre científico de Cedrela odorata L., puesto por Linneo, recuerda igualmente al Cedro y a su olor o fragancia. 


Si Khalil Gibran, es considerado el cedro del Líbano, Martín Tinajero es el cedro de Venezuela.